Con
motivo de la publicación de su primer poemario y su presentación en nuestro
espacio, entrevistamos a una de las poetas que más tiempo ha pasado con
nosotros: Debbie Cano, autora de “Auricida”.
-Hola,
Debbie. Lo primero es lo primero: Enhorabuena por tu poemario y sin irnos más
lejos de la portada ¿Por qué “Auricida”?
Necesitaba hacer un libro
que significara algo para mí y que no tuviera un final al terminarlo, sino que
marcara un principio. Un libro con el que poder ayudar a otros con problemas de
ansiedad, de depresión o simplemente que atraviesen una mala etapa en su vida.
El título lo saqué de un poemario de Huidobro, “Altazor o Viaje en Paracaídas”.
En seguida lo relacioné con esa caída, la pérdida de aire, ver como tu vida se
desborda.
-Si
tuvieras que resumir en un breve titular lo que podemos encontrar en “Auricida”
¿qué nos dirías?
Auricida es la lucha
contigo mismo, con tus demonios.
-Bueno,
sabemos que llevas tiempo escribiendo, pero esta es tu primera vez publicando
con una editorial ¿Qué se siente al tener un libro propio publicado? ¿Crees que
el hecho de publicar ha afectado/puede afectar tu escritura?
Bueno, como bien sabéis
es el sueño de mi vida desde que era pequeña. Siento satisfacción, pero creo
que aún no está todo andado, que me queda por mejorar. No lo creo. Pero espero
que me anime a querer mejorar, a querer superarme.
-Vamos
a ser sinceros: todos los poetas tenemos siempre algún poema preferido de entre
todos los que componen un libro ¿Te pasa lo mismo? Si es así ¿cuál es tu hijo
predilecto dentro de “Auricida”?
Hay un par de poemas que
me sugieren más, quizá porque son en los que más me abro, en los que me
desgajo. Creo que “Carceri” es uno de ellos. También quizá “A Mar” porque no
trata de mí misma, refleja la realidad de otro conjugando cierta armonía.
-Para
ti ¿cuál es el estado de salud de la poesía joven de hoy en día? ¿Cómo crees
que encaja “Auricida” entre todos sus contemporáneos?
En realidad creo que no
encajo. Soy distinta, no pretendo hacer algo que se asemeje a mis coetáneos,
sólo quiero mostrarme tal como soy. Respecto a la poesía actual hay poesía
mediocre y bien-popularizada y lo que creo que es buena poesía que apenas llega
a 200 libros vendidos. Pero eso no tiene que ver con que estemos en 2018 o en
1988, eso ha pasado siempre.
-¿Qué
hay después de “Auricida”? ¿Has empezado ya a planear o escribir algo?
He empezado a plantearme
un segundo poemario, pero creo que es pronto para empezar a abordarlo, aún
quedan vestigios de “Auricida” dentro de mí y creo que necesito más tiempo para
hacer un nuevo proyecto.
Una
ronda de preguntas rápidas:
Un
libro… “Las flores del mal” de Baudelaire
Un
disco… “Listen” de David Guetta
Una
película… Esta es difícil, podría decirte miles y ninguna sería
mi favorita. Así que diré la primera que se pase por mi cabeza… “Orgullo y
prejuicio”
Un
lugar para perderse… Te doy dos: Florencia y Tapia de
Casariego, la ciudad del Renacimiento y un pequeño pueblo de pescadores. Ambos
me infunden paz.
Un
escritor con el que te irías de marcha… Baudelaire
Un
escritor al que darías de hostias… Creo que no hay ninguno
que me produzca tanta aversión jajaj
Bueno,
pues muchas gracias por la entrevista. Te dejamos ahora este espacio para que
pongas lo que quieras. ¡Suerte con tu poemario!
Lo primero muchísimas
gracias por la entrevista y la oportunidad. Aún apenas puedo creer que haya
publicado mi primer poemario. Tengo que mirarlo varias veces, y tocarlo para
que “mi sueño” parezca realmente tangible. Aún sigo pensando que a mi poesía le
queda muchísimo por madurar y espero que llegado el momento (si es que llega),
siga pudiendo compartirlo con vosotros. Siempre he creído que el proyecto de
“Akrópolis” tiene muy buenas intenciones y muy buen trasfondo. No todo el mundo
se presta a dar una oportunidad a escritores noveles con independencia de su
estilo o calidad.
“Akrópolis” ve crecer a
gente que se esfuerza y que comparte un interés: el de desnudar su alma, abrir
sus pensamientos a otros. Eso es muy grande. No todos pensamos igual, no todos
nos expresamos igual, pero “Akrópolis” da cabida a distintas personalidades y
las conjuga en un mismo espacio. De tal manera que dos voces distintas suenan
acordes. Es muy difícil conseguir y sobretodo mantener ese “buenrollismo” y eso
es de agradecer.
Bueno, por último me
gustaría un poco expresar porqué este poemario y no otro. Llevo años
atravesando problemas de ansiedad y tuve la depresión muy de cerca. Digamos que
le vi los dientes al lobo y no me gustó. Para mí el arte, la poesía, la
escritura, al igual que para Picasso, tiene un componente mágico, en el sentido
de que cura. Quizá el poemario pueda verse como un libro de autoayuda, un libro
que consultar cuando se crea haber perdido el norte. Por eso también subyacen
preguntas ocultas. Creo que todos necesitamos conocernos, pero pocas personas
se paran a hacerlo. Entre otras cosas porque es algo muy difícil y porque puede
que lo que encontremos, no nos guste. Somos humanos, tenemos defectos y
afrontarlos a veces es difícil.
“Auricida” no sólo es un intento
de ayudar a otros con problemas de ansiedad, depresión, etc. También es un
intento de “autodescubrimiento”. ¿Qué somos? ¿Qué nos daña? ¿Qué nos provoca
esa ansiedad, temor, dolencia? Me gustaría que este poemario dejara ese sabor
de boca en los demás, que te haga replantearte las cosas.
Por otra parte, también
me gustaría dar visibilidad a estas “afecciones” que han sido siempre
vituperadas por la sociedad. Parece que nos es muy fácil entender que a una
persona se le ha roto una pierna, pero nos cuesta comprender que esa misma
persona esté triste y desconozca los motivos de esa ausencia de felicidad. La
mente es compleja y normalmente es más fácil tacharnos de locos que tratar de
ahondar en el problema.
Quiero hacer ver que
tener ansiedad no significa estar loco, ni ser un exagerado o no saber
controlar tus sentimientos. Y que tener una depresión no implica que seas un
dramático. Son afecciones que gente de distintas clases sociales, extractos,
edades, etc. Comparten, y mucha gente no las comprende porque normalmente en la
sociedad están mal vistas.
Esto también tiene mucho
de componente social. La mayor parte de las personas no quieren saber que estás
mal, porque implica tener que dedicarte un tiempo que egoístamente requieren
para sí mismos. Somos egoístas y pensamos en nuestros problemas. Ayudar a
alguien que realmente requiere de esa ayuda, implica desquitarnos de otras
cosas. Creo que por eso también la depresión y la ansiedad están tan mal
vistas. Porque nos cuesta comprender que a otros les cueste ser felices, que
les cueste procesar ciertas circunstancias, nos cuesta ponernos en la piel del
otro y es mucho más fácil “no comprender” y mirar a otro lado.
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